Las conversaciones matemáticas desde infantil son clave

Las conversaciones matemáticas desde infantil son clave

Muchos padres se preguntan qué pueden hacer para fomentar el buen desarrollo académico de sus hijos. Cuando se trata de niños pequeños, de infantil o primaria, las preocupaciones principales suelen centrarse en la lectura y las matemáticas. En el primer caso es sencillo saber qué hacer en casa pero en relación a las matemáticas las familias pueden sentirse más perdidas. Una estrategia excelente son las conversaciones matemáticas en el contexto del quehacer cotidiano.

¿Cómo lo hago?

Con frecuencia los adultos, en particular si no tuvieron una buena experiencia con las matemáticas en su etapa escolar, podrán pensar que plantear una conversación matemática es forzado o artificial. Tal vez consideren que es algo que jamás les saldría de forma natural, y sin embargo las matemáticas son algo cotidiano, que nos rodea, son herramientas de las que nos servimos en nuestro día a día, conscientemente o no. Hacer partícipes a nuestros hijos de estas realidades les enriquecerá al tiempo que nos ayudará a ir curando las heridas, reconciliándonos con las matemáticas partiendo desde los comienzos.

Veamos un ejemplo muy bien planteado con una conversación entre una madre y un hijo de infantil en el supermercado:

¿A partir de qué edad?

No vamos a decir que desde el comienzo, pero sí desde que nuestras hijas comienzan a hablar aunque sea con unas pocas palabras y ya de forma más consciente cuando adquieren soltura. Aunque la niña aún hable con palabras sueltas, las personas próximas seguramente se dirijan a ella con pequeñas órdenes o aclaraciones. Estas primeras palabras, que aún no son conversaciones comienzan a introducir términos matemáticos de orientación en el espacio o números. Algunos ejemplos serían: «El muñeco está detrás del sofá / debajo de la mesa», «Venga, arriba, levántate», «¡1, 2 y 3!».

¿Y de 2 a 3 años?

A medida que vayan aprendiendo a comunicarse es cuando los padres pueden empezar a introducir estas conversaciones de modo más consciente. Es un buen momento para introducirlo a modo de juego con preguntas como «¿Donde tienes los ojos?» y, una vez se los señale, «¿Cuántos son?», repitiendo este juego con otras partes del cuerpo, en principio utilizando tan sólo los números 1 y 2.

También puede empezar a jugarse de forma muy rudimentaria a «Simón dice». El clásico juego de «Simón dice: subirse encima de la silla». Quizás sea mejor con «mamá / papá dice». Es una actividad genial para practicar términos de localización en el espacio.

La influencia de la relación de los padres con las matemáticas en infantil

En infantil y primaria, las profesoras observan diferencias en función del entorno sociocultural del que procede su alumnado. Por lo general, las familias con mayor nivel cultural emplean con sus hijas un vocabulario más rico lo que se traduce directamente en las palabras que usan esas niñas. Afortunadamente las escuelas contribuyen a compensar esta situación.

Esta situación se reproduce en relación a la terminología y conceptos matemáticos y, aunque también influye el entorno sociocultural del niño, entra en juego otro aspecto: la relación de los padres con las matemáticas. Con frecuencia aquellos adultos que tienen un mal recuerdo evitan enfrentarse a los contextos abiertamente matemáticos del día a día. No es extraño escuchar a la hora de repartir la cuenta en un restaurante «yo soy de letras, que haga otro las cuentas«. Este evitar también influye en los conocimientos y vocabulario matemático de los niños. Las charlas matemáticas, practicadas de forma consciente cuando el contexto lo favorece contrarrestan y ayudan a sanar los traumas paternos.

¿Y con niños mayores?

Cuanto mayores sean los niños puede parecer que estas conversaciones tan obvias pierden su razón de ser, sin embargo siempre habrá temas, cada vez más interesantes que podremos tratar. Noticias de la prensa, como esta sobre el uso de estupas de hielo en la India o las gráficas de la bolsa son ejemplos que proponemos desde Mates en Casa.

 

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