El trauma con las matemáticas
Allá donde vayas encontrarás adultos con su trauma con las matemáticas, personas que creen que no se les dan. Las matemáticas supusieron una fuente de sufrimiento en la etapa escolar y las abandonaron en cuanto fue posible. Tal vez tu seas uno de ellos, quizás ahora seas madre, hermano, profesora o abuelo. Tal vez aún seas estudiante y esta información llega a tiempo para ayudarte a cambiar algunas mitos falsos y negativos que han calado muy hondo en la sociedad.
Las causas: los mitos negativos
No es la única causa, pero uno de los factores por los que las matemáticas se atrancan a muchas personas son los mensajes negativos que existen en forma de mitos asumidos por todos. No pretenden hacer daño, pero lo hacen, y mucho. Cambiar estos mensajes es tarea de toda la sociedad: las familias, los profesores, los medios de comunicación. Me refiero a estos últimos porque por lo general muestran a los matemáticos como frikis muy poco guays, como cerebrines algo raritos y, por supuesto, casi nunca son chicas. Pero lo importante son los mitos que todo estudiante debe conocer, vamos con ellos:
Mito 1: Es necesario poseer el DON
Uno de los mitos negativos relacionados con las matemáticas es que sólo algunas personas son capaces de hacer matemáticas, que es necesario tener un don.
Es curioso, porque nadie se plantea eso con la lectura, se asume que todo el mundo puede y debe aprender a leer, escribir y redactar con corrección aunque no sea Cervantes. Tampoco las personas que aprenden a tocar la guitarra parecen muy preocupadas por tener o no el don de Paco de Lucía: tocan, disfrutan y ya está, sin darle más vueltas.
Mucha gente resuelve sudokus o jeroglíficos. Si en ese contexto son capaces de disfrutar de comerse un poco la cabeza, ¿por qué no en las clases de matemáticas?
desmentimos el mito
No existe el gen matemático, ese que hace que seas un cerebrito y todo te salga sin esfuerzo. Hacer matemáticas requiere del trabajo coordinado de varias áreas del cerebro, como cualquier otra actividad intelectual. Desarrollar esas áreas depende de muchos factores, pero fundamentalmente del trabajo constante.
La clave del aprendizaje reside en la propia concepción de como uno aprende. Puede ser estática, cuadriculada y rígida o flexible y en crecimiento. Cuando una persona piensa que no puede aprender algo, que no se le da bien, no está teniendo en cuenta lo que nos dice la neurociencia: que nuestro cerebro está siempre dispuesto a aprender, que cuanto más trabajemos en algo, más conexiones sinápticas se establecen y mejor se nos dará (yo me lo imagino como el paso de la línea de teléfono tradicional a la fibra) .
Mito 2: Cometer errores es malo
Muchos alumnos se sienten fracasar al cometer errores, al realizar mal las actividades propuestas en clase. Miran con envidia y desesperación a aquellos compañeros que parecen hacerlo todo bien a la primera y piensan que no valen para las matemáticas.
desmentimos el mito
De nuevo, ¡falso! La ciencia es clara al respecto: cada vez que una persona comete un error en matemáticas, se produce una conexión sináptica (mejora el cableado), aprendes un poquito. Más allá, se afirma que incluso si no te das cuenta de tu error, también se produce la conexión. La clave es el desafío mental al que te enfrentas, que es la que hace crecer tu cerebro. Podría decirse que si un alumno realiza todas las actividades que se le proponen sin un fallo y con facilidad, no está mejorando en absoluto.
Mito 3: La persona dotada para las matemáticas lo consigue sin esfuerzo
Existe la idea de que el de que el bueno en matemáticas, el dotado, es el que lo consigue sin esfuerzo y si alguien tiene que currárselo un poco, mejor se retira, que no es para él.
desmentimos el mito
¡Falso! El cerebro crece cuando aprende en profundidad y eso sólo se consigue abordando las ideas desde muchos puntos de vista, dándoles vueltas, haciéndolas propias, en otras palabras, esforzándose.
Con frecuencia los alumnos que sacan buenos resultados se ven obligados a falsear la realidad, a decir que han estudiado menos de lo que lo hicieron, pues es lo socialmente bien visto. Por otro lado, hay un estudio realmente interesante que me gustaría compartir:
Se siguió la trayectoria del alumnado de diferentes centros y condiciones sociales. De media, los alumnos empeoraban sus resultados en matemáticas al pasar de primaria a secundaria y después a bachillerato.
Se observó que aquellos alumnos que en lo equivalente a primaria y primeros años de secundaria no estudiaban las matemáticas, pues les resultaban sencillas, tenían también un elevado nivel de abandono de la asignatura al llegar al bachillerato. La razón, algunos no estaban habituados a esforzarse y cuando la materia se iba complicando, en el momento en que había que empezar a estudiar, se sentían menos listos, su autoestima bajaba, y se refugiaban en campos que no les obligaban a salir de su zona de confort.
Por el contrario, se comprobó que aquellos estudiantes que entendían que para ser bueno en algo, debían esforzarse, es decir, que tenían una concepción de que esforzándose podían aprender cualquier cosa, mejoraron sus notas a lo largo de la secundaria y bachillerato.
Mito 4: Si se te dan bien las matemáticas tienes que ser rápido
El cuarto mito está relacionado con el tiempo. Se tiende a creer que la rapidez es sinónimo de capacidad.
desmentimos el mito
Eso es una gran falacia. Varios medallas Fields (el Nobel de la matemáticas) reconocen ser muy lentos trabajando. Dejemos de preocuparnos de la velocidad y centrémonos en la profundidad con que se analizan y aprenden los conceptos. Hacer cuentas rápido significa eso mismo, y está bien, pero nada más.
Mito 5: Si eres bueno en matemáticas, eres inteligente y si no…
Otro mito absurdo es que aquellos a los que se les dan bien las matemáticas son los inteligentes, y a los que no se les dan no está tan claro que sean listos. Como si la inteligencia fuera algo que se resumiese en unas pocas características intelectuales. Con frecuencia los alumnos (y también muchos adultos) extraen la siguiente deducción: «las matemáticas no se me dan, luego no soy muy listo».
desmentimos el mito
La respuesta es la misma una y otra vez: el cerebro está en perpétuo crecimiento, ejercítalo y mejorarás. Además, tiende a olvidarse que hay muchas perspectivas desde las que abordar las matemáticas. Una estrategia tristemente poco usada es desde la perspectiva del arte. En esta entrada puedes ver como los garabatos y dibujos pueden ayudarte en matemáticas.
Lo que la ciencia sabe a día de hoy
En la última década se han producido grandes avances en el campo de la neurociencia. El principal mensaje que debes conocer es la increíble capacidad del cerebro para crecer y cambiar en un corto periodo de tiempo. Cuando aprendemos una nueva idea se produce un corrientazo eléctrico, sinapsis que conectan nuevas partes del cerebro. Más allá, cuando aprendemos algo en profundidad, cuando lo dominamos, las conexiones cerebrales establecidas se refuerzan y se vuelven permanentes.
Aquellos estudiantes que saben que los errores sirven para aprender y que su cerebro es un órgano en evolución, que mejora cuanto más se usa, tienen mayor éxito escolar en el largo plazo. Por el contrario, quienes piensan que el cerebro con el que nacieron es todo lo que tienen y que nada cambia ni mejora, tienen peores resultados escolares, incluso aunque se consideren inteligentes.
En resumen, cambia tu mentalidad y cambiarás tu cerebro. Nunca es tarde.
Si quieres profundizar en esta temática, el libro Mathematical Mindsets, de Jo Boaler es una maravilla, desafortunadamente solo en inglés por el momento. Por otro lado, te presento siete consejos muy sensatos para evitar que tu hijo odie las matemáticas.
Yo soy de esos traumados con las matemáticas. Me ha gustado mucho los mitos negativos. Un saludo!!
Muchas gracias! Si, conocerlos ayuda 😉